MAXIMALISMO ILUSTRADO

El pasado siempre vuelve. En pleno siglo XXI regresa a nosotros un tejido clásico procedente de la época más barroca: el brocado.

Todo se remonta a 1801 cuando Joseph Marie Jacquard inventó un telar mecánico para conseguir tejer patrones en las telas, permitiendo una técnica veloz para la creación de complejos diseños. De esta forma la revolución industrial mecanizó los brocados y vio nacer este tejido de gran riqueza ornamental.

Se trata de un tejido de lujo, muy cargado, en el que se entretejen diferentes hilos para formar una trama que adorna y proporciona una sensación de bordado. El brocado se ha utilizado a lo largo de la historia para la confección de vestimentas imperiales y litúrgicas, en cortinas y elementos decorativos, siendo reflejo exclusivo de la realeza, nobleza y clero.

Pero después de dos siglos, esta grandiosa tendencia con tanta historia detrás, ha llegado a formar parte de las pasarelas de todo el mundo. Los colores dominantes son los rojos, granates y berenjenas combinados con la majestuosidad del dorado. Los tapizados y broches cubren telas con carácter, dignas de cualquier señora de la alta aristocracia. 

Frente a la sencillez del “menos es más”, una corriente recargada y ornamentada nos da paso al “más es más”, llenando nuestras prendas de bordados, apliques, pedrería, plumas y encajes. El resultado: una imagen extremista llena de arte y belleza.

FOTOGRAFÍA: ALBERTO GAYA

Traje chaqueta y camisa: Uterqüe

Bolso: Bimba y Lola

Zapatos: H&M

Gafas: Gucci